"Si queréis maldecir al país, entonces debéis aceptar la homosexualidad", dijo el presidente Ndayishimiye a la prensa a finales del año pasado. "Creo incluso que estas personas, si las encontramos en Burundi, deberían ser lapidadas en un estadio". El presidente afirma que la homosexualidad ha sido importada desde Occidente.
A Human Rights Watch le preocupa el bienestar de las personas LGBT+ en el país. Un activista LGBT+ en Burundi le dijo a la organización de derechos humanos que: "Rápidamente, hubo miles de amenazas y llamados a asesinatos en redes sociales, a cada cual más espantoso". HRW critica a la UE y a EE.UU. que no hayan calificado las declaraciones como homófobas, y sólo enfaticen que "todos los derechos deben ser respetados".
Las declaraciones del presidente recuerdan a las de líderes de otros países africanos, donde la homosexualidad se utiliza para expresar desprecio por Occidente. Por ejemplo, Uganda ha aprobado una de las leyes anti-LGBT+ más estrictas del mundo, que incluye la pena de muerte por homosexualidad en ciertos casos. Al mismo tiempo, se está intentando adoptar una legislación más estricta en Tanzania y Ghana.