Antes de nada, vayamos a Estados Unidos. Pat Robertson, evangelista televisivo de 90 años de edad, recibió en su programa la llamada de un hombre llamado John, que tenía una pregunta muy específica sobre el coronavirus: si sus causas eran el matrimonio homosexual, el aborto y la mentalidad antisraelí. Si los invitados a una boda están demasiado juntos, entonces hay peligro de infección, independientemente del género de los novios. Pero la respuesta de Robertson fue otra, ya que, según él, John tenía razón: «Creo que has puesto el dedo en la llaga», respondió el presentador. «Hemos roto el acuerdo que Dios tenía con la humanidad. Lo hemos violado». Y añadió: «Hemos permitido que se extienda esta terrible plaga por toda la sociedad. Y no es de extrañar que Dios nos culpe por ello. Pero ya conoces la respuesta: confiesa tus pecados, renuncia a ellos y Dios sanará al país».
Pasamos a Ucrania, donde una organización LGBT+ ha interpuesto una denuncia contra uno de los líderes religiosos más prominentes del país, el patriarca Filaret, después de que este afirmara en una entrevista para la televisión que el coronavirus es el resultado del matrimonio homosexual. Olena Shevchenko, de la organización LGBT+ Insight, ha explicado a la agencia Reuters los motivos de la denuncia: «Lo que queremos es mostrar a Ucrania que aquí ya no hay espacio para este tipo de declaraciones por parte de líderes religiosos». Pero, según la iglesia ortodoxa ucraniana, el patriarca Filaret no ha hecho nada malo y es muy libre de expresar su opinión.
En los Países Bajos también se ha presentado una queja contra un líder religioso por unas declaraciones sobre el coronavirus. Un ciudadano de Krimpen aan den IJssel ha criticado al pastor local Anthoine Kort por asociar el virus con las personas LGBT+. El pastor avisó por carta al ayuntamiento del vínculo entre coronavirus, aborto y eutanasia, entre otras cosas. En la carta también culpa a las parejas que no están formadas por un hombre y una mujer. «Los pecados que van contra el orden de la creación tienen que ser desterrados. Si no, un juicio aún más severo caerá sobre nosotros», escribe el pastor. En su opinión, el ayuntamiento debería actuar, ya que «si el Señor continúa con su juicio, las casas quedarán pronto vacías porque no quedará nadie que viva en ellas. La muerte rondará libre y no tendrá piedad».
Por último, una emisora de radio judía de Australia, J-AIR, ha tenido que pedir disculpas por los comentarios de un invitado en uno de sus programas. El rabino Mendel Kessin declaró estar convencido de que el coronavirus es «un instrumento» de Dios para acabar con los «grandes problemas» del mundo. Uno de esos problemas es la homosexualidad, que va contra la naturaleza humana, en su opinión. Según el rabino, Dios ha terminado ya el 98% del trabajo, «pero todavía hay ciertos asuntos que tiene que resolver para que pueda tener lugar la redención». Kessin está convencido de que el coronavirus es una droga de diseño que servirá para eliminar de la faz de la tierra esos últimos «problemas», incluidos los homosexuales. Además de disculparse, J-AIR ha retirado la emisión de su página web.
Estos cuatro no son los únicos líderes religiosos que han visto un vínculo entre el virus y la comunidad LGBT+. Anteriormente publicamos aquí la primera parte de este artículo. Por si te interesa saberlo: el propio rabino del artículo ha dado positivo por COVID-19.
