La clínica es una iniciativa de las autoridades del Estado de Johor. El presidente de la comisión de asuntos islámicos y religiosos anunció en el parlamento de ese Estado que se destinarían casi 80.000 euros al proyecto. El objetivo es volver a llevar a los homosexuales "al camino correcto" y "purificar su fe". El centro también acogerá a personas que no profesan la religión oficial del Estado.
Según el presidente de la comisión de asuntos islámicos, el centro será "el primero de su tipo en el país" y su inauguración está prevista para julio del próximo año.
La organización LGBT+ Justice for Sisters (JfS) se opone firmemente a los planes del Estado y califica los centros de desintoxicación de "inconstitucionales". Esto se debe a que van en contra de los derechos a la libertad y a la dignidad personales y se considera que violan múltiples tratados de derechos humanos. Thilaga Sulathireh, cofundadora de JfS, afirma: "Detener a alguien para cambiar su orientación sexual, identidad de género o expresión de género es sin lugar a duda una forma de tortura".
La situación de las personas LGBT+ en Malasia es terrible. Malasia opera con dos sistemas jurídicos: el derecho civil y la ley Sharia. La homosexualidad es ilegal bajo ambos sistemas. En los últimos años, hombres y mujeres homosexuales han sido castigados a ser azotados. El gobierno también ha desarrollado una aplicación que afirma "curar" la homosexualidad.