Uno de los dos padres, James Moed, expresó su frustración a través de Twitter. Sostiene que el conductor de Uber los denunció a su marido y a él después de ver a su bebé llorando en el asiento de atrás y de decir que era la madre quien debería hacerse cargo del niño.
A la una y media de la madrugada, cuando la familia se encontraba en su cuarto del hotel Marriott Marquis Marina, la policía llamó a la puerta de la habitación, y los dos hombres tuvieron que acreditar que eran los padres legales del bebé. En una ristra de tuits, Moed afirma: «Resulta que el conductor de Uber que nos había llevado al hotel llamó a la policía, acusándonos de... ¿tráfico de niños? ¿Poner en riesgo la vida de un menor?»
Moed afirma que pasó en vela el resto de la noche, preguntándose: «¿Y si no hubiéramos tenido allí el pasaporte del niño? ¿La policía habría sido menos agradable?» Y añade que ha puesto el incidente en conocimiento de Uber pero, por ahora, solo ha recibido una carta formal y un reembolso de diez dólares.
«Podéis quedaros los diez dólares. Queremos pruebas de que los pasajeros #LGBTQ están a salvo de conductores homófobos», responde Moed. Afirma que no quiere que despidan al conductor, pero sí que este pida disculpas y que se comprometa a asistir a un curso de sensibilización contra la homofobia. Uber asegura que están investigando el incidente.