Cuando Egor Panin tenía 16 años, su madre leyó algunos mensajes que había enviado a un chat y que evidenciaban que Egor era homosexual. «Eso empeoró aún más la situación», según afirma el joven en una entrevista con el periodista Sergey Khazov-Cassia, que ha publicado su historia en OpenDemocracy.net.

Panin describe a su madre como una persona muy severa que obligaba a sus hijos a ponerle los zapatos, los escolarizaba en casa y los aislaba socialmente del mundo exterior.

Cuando su madre descubrió su orientación sexual, la vida de Egor se convirtió en un infierno. Al principio lo maltrataban tanto ella como otros miembros de la familia, pero además, más tarde, su madre se puso en contacto con un psiquiatra, que le recetó pastillas e inyecciones con los que volvería a ser «normal».

Para escapar de esa situación, Egor se fugó de casa y se fue a vivir con un hombre con el que tenía contacto a través de las redes sociales. Pero, después de una larga búsqueda, su madre lo localizó y decidió recluirlo en una institución psiquiátrica, donde volvieron a darle una medicación que lo convirtió en «un vegetal». Según cuenta él mismo, «no sabía ni dónde estaba ni quién era».

Egor logró escapar del hospital, pero su madre recurrió a las autoridades para buscarlo y consiguió que se abriera una investigación. En la actualidad, Egor sigue escondido con la ayuda de la organización Russia Behind Bars. Su madre ha perdido la custodia, pero las autoridades aún se niegan a cerrar la investigación.