Así informó de ello la cadena de noticias estadounidense ABC News, basándose en datos públicos. El equipo del expresidente Donald Trump se ha gastado alrededor de 66 millones de dólares en tiempo de emisión televisiva, habiendo destinado 21 millones de ese total específicamente a anuncios con un mensaje anti-transgénero.
Estos anuncios se centran en la afirmación de que Kamala Harris, oponente demócrata de Trump, apoya que se proporcione atención médica relativa a la transición de género a personas encarceladas.
Estos anuncios se alinean con la retórica del candidato presidencial de 78 años. Durante sus mítines de campaña, Trump habla de niños que vuelven a casa de la escuela y "de repente tienen un género diferente". En su único debate con Harris, mencionó el supuesto apoyo de Harris a “las cirugías de reasignación de género para inmigrantes ilegales encarcelados”. Trump intenta retratar así a su oponente como una política de extrema izquierda.
Según el periódico New York Times, esta estrategia tiene como objetivo infundir miedo entre las mujeres de los suburbios de las ciudades estadounidenses que aún no se han decidido entre los dos candidatos. Las campañas de ambos partidos calculan que el apoyo de estas mujeres, ya sea a Harris o a Trump, podría ser crucial en el resultado de las elecciones.
En los últimos años, el Partido Republicano ha lanzado numerosos ataques contra los derechos e inclusión de las personas transgénero. Los políticos conservadores les tachan de un “peligro para los niños”, proyectando una imagen negativa sobre la visibilidad de la comunidad transgénero. La atención sanitaria referente a la afirmación de género suele etiquetarse como “abuso infantil”. En consecuencia, varios estados ya han impuesto prohibiciones y limitaciones sobre la atención sanitaria a menores transgénero.