Los resultados se han publicado en la revista especializada Body Image. Los investigadores afirman que el uso típico de Grindr (para encuentros sexuales fugaces) contribuye a empeorar la percepción corporal. Según Eric Filice, autor principal del estudio y doctorando en el área de la salud pública, «a menudo, los usuarios comparan su aspecto natural con las imágenes, muy cuidadas y a menudo alteradas digitalmente, que se encuentran en la aplicación».
«La popularidad de las aplicaciones de citas se ha disparado en la última década, y ha transformado radicalmente la forma en la que los individuos se relacionan entre sí», explica Filice. «Nos ha sorprendido ver que el estigma del peso es algo que los usuarios siguen perpetuando y que está plenamente integrado en la arquitectura de la aplicación».
Un usuario puede definir su complexión con adjetivos como «atlético», «normal», «grande», «musculoso», «delgado», «fornido», pero no se admite «con sobrepeso». La mayoría de los participantes en el estudio perciben el sobrepeso como un estigma. Filice lo explica: «Los participantes recordaban casos en los que su peso o su complexión fueron utilizados como argumentos para alegar incompatibilidad en relación con la expresión de género o la posición favorita para los intercambios sexuales».
Aparte de las conclusiones sobre el estigma del peso, el estudio revela que la imagen negativa sobre el propio cuerpo puede derivar de la cosificación sexual y la comparación de aspectos físicos. Según Filice, intentar poner límites a las app de citas no sería efectivo. «Muchos de los participantes ven Grindr como un mal necesario, ya que la comunicación virtual por internet ha jugado un papel decisivo a la hora de permitir a los homosexuales sortear las barreras socioculturales y legales que dificultaban sus encuentros en lugares públicos».