El monumento inaugurado por Orbán es un homenaje al Tratado de Trianon, en el que se redefinieron las fronteras centroeuropeas. Su discurso enfatizó las diferencias entre el centro y el oeste de Europa. «El oeste de Europa se ha olvidado de la Europa cristiana, y en su lugar está experimentando con un universo sin dios, con familias arcoíris, migración y sociedades abiertas», declaró Orbán, según informa la agencia Reuters.
El mandatario húngaro también hizo hincapié en la necesidad de que los países con una mentalidad similar se unan en torno a Polonia (el «buque insignia», según sus propias palabras) para trabajar por una Europa esencialmente cristiana.
La situación de la comunidad LGBT+ en Hungría se está deteriorando. Las organizaciones pro derechos humanos sostienen que cada vez les es más difícil llevar a cabo sus actividades en el país. El Parlamento Europeo ha denunciado en repetidas ocasiones la situación de las personas LGBT+ en Hungría y en Polonia, pero ninguno de los dos países parece darse por aludido. Recientemente, el gobierno húngaro incluso abolió el reconocimiento legal de las personas transgénero.