Unas directrices publicadas el 13 de marzo establecen que los marines y marineros que no se identifican con el género que se les asignó al nacer pueden solicitar una baja honorable. Quienes se nieguen, serán dados de baja a finales de mes. Quienes opten por retirarse voluntariamente, podrán recibir una indemnización por despido bajo ciertas condiciones.
Según un memorando firmado por el Secretario de la Armada, Terence Emmert, el Departamento de la Armada reconoce únicamente dos sexos, el masculino y el femenino, y considera que el sexo es inmutable. Esta política forma parte de una política más amplia que busca prohibir la presencia de personas transgénero en todas las ramas del ejército estadounidense, tras la firma de una orden ejecutiva del presidente Trump. El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, justificó la medida argumentando que las fuerzas armadas deben funcionar como "una unidad" sin subgrupos.
A pesar de que no hay pruebas que sugieran que el personal transgénero sea menos capaz que sus contrapartes cisgénero, la Armada está aplicando la política sin identificar activamente a los militares transgénero. Al contrario, espera que sean ellos quienes se presenten voluntariamente. El impacto exacto sigue siendo incierto, pero se estima que hay entre 4.240 y 15.000 miembros activos del servicio que son transgénero. Organizaciones de derechos humanos, incluida Human Rights Campaign, han condenado enérgicamente la medida, calificándola de discriminatoria y peligrosa.