Miles de manifestantes se reunieron frente al Parlamento antes de marchar hacia el Puente Margarita, coreando consignas como "La asamblea es un derecho fundamental" mientras se enfrentaban a la policía. En el Parlamento, miembros de la oposición realizaron una protesta encendida, encendiendo bombas de humo y distribuyendo fotos manipuladas en las que Orbán y el presidente ruso Putin aparecían besándose.
La nueva ley criminaliza la participación en eventos que violen la controvertida legislación de "protección infantil" de Hungría, que prohíbe cualquier representación LGBTQ+ ante menores. Los asistentes se arriesgan a multas de hasta 200.000 forintos (€546), y las autoridades pueden utilizar tecnología de reconocimiento facial para identificarlos.
Los organizadores del Orgullo califican la ley como un intento de silenciar a la comunidad LGBTQ+ y han prometido llevar a cabo la marcha a pesar de la prohibición. Cada vez más húngaros muestran su apoyo, y muchos afirman que este año asistirán por primera vez al evento.
Orbán, quien se alinea con Putin y Trump, sigue endureciendo las restricciones contra las minorías y los medios de comunicación independientes. La Comisión Europea ya ha presentado una demanda contra Hungría por leyes anti-LGBTQ+ anteriores, y se espera que esta última medida aumente aún más las tensiones con la UE.