El nombramiento de Mikheil Kavelashvili como nuevo Presidente de Georgia resulta controvertido, ya que los resultados de las elecciones han sido cuestionados tanto por la oposición como por observadores independientes. La autoproclamada victoria de Sueño Georgiano en el Parlamento les permitió nombrar a un nuevo Presidente al terminar el mandato de la Presidenta saliente, la proeuropea Salomé Zourabichvili. Zourabichvili se ha negado a reconocer al nuevo Parlamento ni a Kavelashvili como legítimos, pero se ha visto obligada a abandonar la residencia presidencial en medio de fuertes presiones.
Kavelashvili jugó en el club británico Manchester City en los años 90, pero ha vivido un ascenso fulgurante en la política georgiana en los últimos años. Es un firme defensor de un acercamiento del país a Rusia, quien ya tiene una importante influencia en Georgia, y tiene militarmente ocupadas dos de sus regiones. El fundador de Sueño Georgiano, Irakli Garibashvili, un empresario adinerado, hizo gran parte de su fortuna en Rusia.
Además de su postura prorrusa, Kavelashvili es un importante crítico de la comunidad LGTB+. Ha descrito la homosexualidad como "un acto contra la humanidad" y ha acusado a "Occidente" de "tratar de hacer que la mayor cantidad posible de personas sean tolerantes" con los derechos LGTB+.
Asimismo, se sabe que el nuevo Presidente georgiano apoyó en el pasado una controvertida ley que a día de hoy prohíbe la llamada "propaganda" LGTB+. Esta ley permite a las autoridades georgianas prohibir los eventos del Orgullo y censurar la representación LGTB+ en películas y libros, de manera similar a como lo hace su vecina, Rusia. La Unión Europea ha expresado su preocupación por los derechos LGTB+ en Georgia. La restricción de dichos derechos podría obstaculizar el posible ingreso de Georgia en la UE, inquietada también por las políticas prorrusas del país así como por la supuesta victoria electoral de Sueño Georgiano.