Después de la muerte de dos mujeres transgénero de color la semana pasada, el número total de asesinatos durante 2020 asciende a 25. De ahí que HRC considere muy probable que se superen los 29 registrados el año 2017.

«Como mujer negra y trans estoy atónita y angustiada, tengo la sensación de estar en el punto de mira», ha declarado Tori Cooper, de HRC, a la agencia Reuters. Cooper teme que el número real de personas trans asesinadas sea mucho mayor. No hay un método oficial de registro, y es frecuente que haya errores en la identificación del género por parte de la policía y los medios de comunicación, es decir, se les atribuye a las víctimas un género con el que no se identifican.

«Empecé mi transformación a los 27 años, y ahora mismo tengo 50», explica Cooper. «Y si me asesinaran hoy, aunque mi familia me apoya en muchos sentidos, no sé si mi madre me identificaría como su hija o como su hijo».

Algunas organizaciones pro derechos humanos también apuntan al papel que juega el presidente del país, Donald Trump, y sus políticas de restricción de derechos de las personas transgénero. La activista Raquel Willis afirma en una entrevista con Reuters: «Los cargos públicos que utilizan una retórica despectiva hacia las personas trans, y más concretamente hacia las mujeres, echan aún más leña al fuego de la confusión y la incertidumbre social respecto al género». Y esa retórica acaba traduciéndose en violencia contra las personas transgénero, según Willis.

La situación de inseguridad en la que viven muchas personas trans de color es el eje de varias campañas de Mes del Orgullo en Estados Unidos, ya que se trata de un grupo social que sufre episodios violentos con una frecuencia desproporcionada, algo que confirman las cifras de HRC.