Las enmiendas establecen que Hungría reconoce únicamente dos sexos: el masculino y el femenino. Además, sitúan el desarrollo físico y moral de los niños por encima de otros derechos. Según el gobierno, los cambios sirven como "protección constitucional contra influencias ideológicas" como los eventos del Orgullo.
Las enmiendas recibieron un amplio apoyo del partido político gobernante Fidesz (liderado por Orbán), que cuenta con una mayoría de dos tercios, si bien fueron respaldadas por diputados de la extrema derecha. En total, 140 miembros votaron a favor frente a 21 en contra.
Estos cambios constitucionales siguen a la legislación aprobada el 18 de marzo, que ya prohibía oficialmente la marcha anual del Orgullo. Fidesz argumentó que el evento podría ser perjudicial para los niños. Los críticos afirman que la prohibición representa una grave infracción del derecho de reunión pacífica y advierten sobre una mayor represión contra grupos minoritarios.
Además de atacar los derechos LGTBQ+, la nueva legislación permite la suspensión temporal de la nacionalidad húngara para aquellos ciudadanos con doble nacionalidad fuera de la UE. El gobierno asegura que esta medida forma parte de un mayor esfuerzo por combatir las "redes de presión política extranjeras" que, según afirma, socavan la soberanía y democracia de Hungría.
Con estas medidas, Orbán parece estar movilizando a su base conservadora y cortejando a los votantes de extrema derecha. Las medidas llegan antes de las elecciones de 2026, en un momento en el que el primer ministro se enfrenta a una creciente presión debido a los desafíos económicos y a una oposición en ascenso.