En marzo, el Parlamento húngaro —donde el partido conservador Fidesz de Orbán tiene mayoría— aprobó una nueva legislación que permite a la policía prohibir eventos del Orgullo bajo el pretexto de la “protección infantil”. Además, las autoridades pueden usar tecnología de reconocimiento facial para identificar a los participantes.
Pero el alcalde de Budapest no se deja intimidar. En un mensaje en vídeo, Karácsony declaró que el Orgullo de este año se llevará a cabo como un evento municipal oficial. “Como se trata de una celebración local de la libertad, no se necesita autorización de las autoridades”, afirmó Karácsony.
Según el alcalde, la historia de Budapest está marcada por la libertad y la solidaridad. “En esta ciudad no hay ciudadanos de primera ni de segunda clase. Aquí sabemos que solo podemos ser libres juntos. El amor no se puede prohibir, la libertad no se puede prohibir y, desde luego, Budapest Pride tampoco”, declaró.
La decisión de Karácsony es especialmente destacada ahora que Orbán intensifica su retórica anti-LGBTI de cara a las elecciones de 2026. En abril, modificó la constitución para establecer legalmente que Hungría solo reconoce “hombre y mujer” como géneros.
El gobierno de Orbán lleva años haciendo campaña contra lo que denomina “ideología de género y LGBT”, que según Fidesz es impuesta al país “desde Bruselas”. En 2021, el parlamento ya había aprobado una ley que prohíbe el uso en las escuelas de materiales que “promuevan” la homosexualidad o la diversidad de género.
Según el primer ministro, los organizadores del Orgullo “ni siquiera deberían molestarse” en preparar el evento este año. Sin embargo, Budapest parece ignorar esa advertencia.
Por ahora, el gobierno húngaro no ha respondido al anuncio.